Fantasmas, escrita el 3 de mayo del 2005, es una novela grotesca, violenta,
provocativa, sangrienta, en algunos momentos nauseabunda, en otros completamente
monstruosa, resumiendo es una maravillosa obra de arte de la literatura
moderna.
Chuck Palahniuk es conocido
mundialmente por escribir el Club de la pelea, su primera novela, con la que
alcanzó fama internacional y se
convirtió inmediatamente en autor de culto. Del libro, el club de la pelea, se
hizo una película; la mayoría de las veces las películas basadas en libros no logran
acercarse a la magnificencia del material original. Pero afortunadamente esta
película era la excepción a la regla, es una maravillosa obra del arte
cinematográfico.
Así fue como conocí a Palahniuk,
al saber que el Club de la pelea se basaba en un libro, corrí a buscarlo, no lo
encontré (tampoco me esforcé mucho la verdad). Fue hasta 5 años después, cuando
en la Feria del Libro de Minería, encontré una pequeña sección de sus libros,
escondida en una oscura esquina y junto con el libro del Club de la pelea compré
Fantasmas. El Club de la pelea me lo leí inmediatamente y el de Fantasmas lo
terminé apenas ayer. La sensación que transmiten es casi idéntica, a pesar de
hablar de cosas completamente diferentes, la sensación de rebeldía, violencia,
confrontación y de provocación es la misma. Solo que en Fantasmas esa sensación
es más intensa por momentos; dulces y bellos momentos de placer orgásmico.
Más que una novela, Fantasmas, es
una antología de cuentos enlazada por una historia principal. Esta estructura
hace que la novela se lea de forma más amena, rápida y satisfactoria, pero como
sucede en la mayoría de las antologías, la calidad de los cuentos es variable,
y aunque a algunos cuentos les haya faltado la misma chispa salvaje que a sus
hermanos tampoco son tan malos y se acercan a la belleza arrebatadora de sus
hermanos mayores. Esta variabilidad de calidad en los cuentos seria mi única
queja, algunos cuentos son tan buenos que te arrancarías un pezón con tal de
que hubiera un segundo capítulo y otros no son tan buenos, lo que te provoca la
urgencia y la angustia de terminarlo rápidamente y rezar para que el siguiente
cuento sea otro golpe a tus regiones cerebrales del placer.
Algunos finales son abruptos,
demasiado abiertos e incluso hasta confusos, pero cuando reflexionas un poco en
ellos llegas a entender que ya no es necesario seguir adelante, porque el
resultado sería obvio y hasta un poco innecesario. Pero aun así te sigue
quedando la maldita sensación de suspenso, de no poder creer que se haya
acabado, de querer saber en detalle que pasa después aunque sepas el resultado.
El libro está lleno de “datos
curiosos”, información que es cierta pero que además es útil saberla y la
mezcla de una manera tan magistral con el argumento que no se nota que estás
aprendiendo cosas como el proceso de muerte de una persona que se suicida por
inhalación de monóxido de carbono, o la forma en que se masturban lo hombres en
distintos países del medio oriente (me dio bastantes ideas), o él porque no hay
que ponerle gis o crema de afeitar a una lápida antigua.
Otros datos son verdades a
medias, pero la ficción que nace de estas es tan lógica, realista y acertada
que terminas creyendo absolutamente el argumento y están tan bien detallados y argumentados que
te es difícil discernir entre los datos reales y los que tienen ficción metida
en medio.
En un cuento se pregunta que
haría el ser humano si encontrara la respuesta a cierta pregunta que nos
atormentan desde el nacimiento de la civilización. El resultado… devastador,
irónico, horroroso, gracioso y a la vez terriblemente lógico. Fue mi cuento
favorito, porque además de la sangre, la muerte, la violencia, el sarcasmo y el humor negro el argumento está lleno de
conclusiones, frases y reflexiones que te llevan a pensar en la fragilidad, la
estupidez y el sentido de la vida humana.
Y en mayor o menor medida cada
cuento del libro es eso, filosofía y violencia, risas y reflexión. Atrae tu
atención con risas, violencia, sangre y pornografía para poner en tu mente
sabiduría.