martes, 4 de noviembre de 2014

Reseña del Libro Fantasmas de Chuck Palahniuk

Fantasmas, escrita el 3 de mayo del 2005, es una novela grotesca, violenta, provocativa, sangrienta, en algunos momentos nauseabunda, en otros completamente monstruosa, resumiendo es una maravillosa obra de arte de la literatura moderna.

Chuck Palahniuk es conocido mundialmente por escribir el Club de la pelea, su primera novela, con la que alcanzó fama internacional  y se convirtió inmediatamente en autor de culto. Del libro, el club de la pelea, se hizo una película; la mayoría de las veces las películas basadas en libros no logran acercarse a la magnificencia del material original. Pero afortunadamente esta película era la excepción a la regla, es una maravillosa obra del arte cinematográfico.

Así fue como conocí a Palahniuk, al saber que el Club de la pelea se basaba en un libro, corrí a buscarlo, no lo encontré (tampoco me esforcé mucho la verdad). Fue hasta 5 años después, cuando en la Feria del Libro de Minería, encontré una pequeña sección de sus libros, escondida en una oscura esquina y junto con el libro del Club de la pelea compré Fantasmas. El Club de la pelea me lo leí inmediatamente y el de Fantasmas lo terminé apenas ayer. La sensación que transmiten es casi idéntica, a pesar de hablar de cosas completamente diferentes, la sensación de rebeldía, violencia, confrontación y de provocación es la misma. Solo que en Fantasmas esa sensación es más intensa por momentos; dulces y bellos momentos de placer orgásmico.

Más que una novela, Fantasmas, es una antología de cuentos enlazada por una historia principal. Esta estructura hace que la novela se lea de forma más amena, rápida y satisfactoria, pero como sucede en la mayoría de las antologías, la calidad de los cuentos es variable, y aunque a algunos cuentos les haya faltado la misma chispa salvaje que a sus hermanos tampoco son tan malos y se acercan a la belleza arrebatadora de sus hermanos mayores. Esta variabilidad de calidad en los cuentos seria mi única queja, algunos cuentos son tan buenos que te arrancarías un pezón con tal de que hubiera un segundo capítulo y otros no son tan buenos, lo que te provoca la urgencia y la angustia de terminarlo rápidamente y rezar para que el siguiente cuento sea otro golpe a tus regiones cerebrales del placer.

Algunos finales son abruptos, demasiado abiertos e incluso hasta confusos, pero cuando reflexionas un poco en ellos llegas a entender que ya no es necesario seguir adelante, porque el resultado sería obvio y hasta un poco innecesario. Pero aun así te sigue quedando la maldita sensación de suspenso, de no poder creer que se haya acabado, de querer saber en detalle que pasa después aunque sepas el resultado.

El libro está lleno de “datos curiosos”, información que es cierta pero que además es útil saberla y la mezcla de una manera tan magistral con el argumento que no se nota que estás aprendiendo cosas como el proceso de muerte de una persona que se suicida por inhalación de monóxido de carbono, o la forma en que se masturban lo hombres en distintos países del medio oriente (me dio bastantes ideas), o él porque no hay que ponerle gis o crema de afeitar a una lápida antigua.

Otros datos son verdades a medias, pero la ficción que nace de estas es tan lógica, realista y acertada que terminas creyendo absolutamente el argumento y  están tan bien detallados y argumentados que te es difícil discernir entre los datos reales y los que tienen ficción metida en medio.

En un cuento se pregunta que haría el ser humano si encontrara la respuesta a cierta pregunta que nos atormentan desde el nacimiento de la civilización. El resultado… devastador, irónico, horroroso, gracioso y a la vez terriblemente lógico. Fue mi cuento favorito, porque además de la sangre, la muerte, la violencia, el sarcasmo y  el humor negro el argumento está lleno de conclusiones, frases y reflexiones que te llevan a pensar en la fragilidad, la estupidez y el sentido de la vida humana.

Y en mayor o menor medida cada cuento del libro es eso, filosofía y violencia, risas y reflexión. Atrae tu atención con risas, violencia, sangre y pornografía para poner en tu mente sabiduría.

jueves, 25 de septiembre de 2014

¿Qué es Observar?

La simple definición de diccionario nos dice que observar es la acción de “Mirar con atención y recato” y así es como la mayoría del mundo definirá la palabra observar, lo relacionara con la vista y la concentración, pero observar va más allá de la vista, pues observar significa “filtrar la información que perciben nuestros sentidos a través del pensamiento”, darle un sentido a la percepción de los sentidos, así observar implica a todos los sentidos, no solo la vista. Para decidir si una comida esta buena tenemos que observarla, así que no nos bastara solo con mirarla para  saber si esta sabrosa o asquerosa, tendremos que probarla, saborearla y olerla, solo entonces podremos decir si una comida es buena, regular o mala, y al determinar esto habremos completado el proceso de la observación, pues una de sus características es que al observar sacamos conclusiones, juicios y puntos de vista.

A través de los sentidos es como percibimos la realidad, a través del oído, la vista, el tacto, el olfato y el gusto sentimos al mundo, pero no es lo mismo percibir al mundo que observarlo, de la misma manera en que podemos percibir sin sentir, por ejemplo en una clase podemos estar viendo al profesor pero eso no significa que le estemos prestando atención, puesto que tenemos la capacidad de abstraernos, si algo en particular no nos interesa, como el bla bla bla del profesor, podemos pensar en cualquier otra cosa, como en la chica guapa que está detrás de nosotros, en lo que haremos después de clases, en las cosas que nos gustan en general y si nos concentramos en una cosa en particular, si le prestamos suficiente atención a ese pensamiento el mundo a nuestro alrededor parece que se desvanece, y aunque seguimos percibiendo la luz del salón, la voz del profesor, el aliento tibio del compañero de atrás, ya no los sentimos, entonces podemos decir que estamos observando ese pensamiento.


Es así que la observación es un proceso; percibir, procesar esa información a través del pensamiento y emitir un juicio.